miércoles, 8 de abril de 2015

Carta para Carlos: una vida de imperfecciones

Tenía ya varios días sin escribirte, si no me equivoco, no te escribía desde tu cumpleaños número veintiuno en 2013. Aquellos fueron sin duda días intensos, creo que nunca te he visto con las emociones tan a flor de piel como en aquellos (ahora) memorables momentos de tu vida. 

Más de dieciocho meses han pasado desde entonces y hoy vengo para hablar de varias cosas con vos, quizás mis motivos no son tan alentadores como los de aquellos días, pero no dudo que dentro de todo también tengo una buena noticia para darte.  

El 2015 ha sido un año algo extraño ¿cierto?, te conozco tanto que sé que nunca has deseado con tal intensidad volver a otros capítulos de tu vida solo para poder respirar un poco del presente, para escapar de la realidad que a veces te parece tan pesada y grotesca.  Sé que algunas cosas te han hecho sentir peor persona de lo que jamás imaginaste ser. 

Los últimos tres meses has pasado preguntándote si realmente vales la pena. 

Difícil pregunta, difícil. Difícil respuesta también. 

No puedo responder a la cuestión de valer la pena o no, porque no soy el indicado; pero puedo decir con seguridad que vos, estás lleno de imperfecciones. Tu vida, es una vida de imperfecciones. 

Nunca, como en este período, había notado que sos tan inseguro, prácticamente le temes a todo lo que no controlas al cien por ciento. Con vos no hay tranquilidad tal, mientras las cosas no estén alineadas de la forma en que tus astros cerebrales te indican que deberían estar. Te he visto incluso ver películas hasta la madrugada por miedo a la oscuridad. A veces hasta quisiera susurrarte que todo va a estar bien, buscando que así de pronto logres dormir tranquilo. 

También sos envidioso talla extra grande. No te gusta que los logros de nadie superen a los tuyos. Incluso a veces te preguntas si es válido pedirle a Dios que le dé triunfos más pequeños a los demás, para que tal vez así los tuyos puedan verse más asombrosos. Si la vida fuera una revista, no soportarías que nadie más estuviera en la portada.  

Creo que al final, la envidia es producto de tu inseguridad, y yo he seguido queriendo decirte que todo va a estar bien, que quizás no te falte ningún reconocimiento para que otros valoren lo que haces. 

También sos altanero y egocéntrico, siempre necesitando que se haga notar porque vos sos el mejor en todo, porque el resto es inferior a su majestad. Estoy seguro que más de alguna vez has deseado entrar a un lugar esperando que todos te miren con admiración como si tu sola existencia lo mereciera. Y yo he seguido con aquellas ganas de decirte que vas a estar bien, incluso si nadie parece notarte. 

Obstinado e impaciente, varias veces he tenido que detenerte de decir algún par de estupideces a aquellas personas que no comparten tu forma de hacer las cosas. Porque para vos, si no es a tu manera, entonces no se hace. Y yo, queriendo decirte que todo va a estar bien, incluso si te das permiso de hacer las cosas de formas diferentes a las que vos crees, son las correctas. 

Carlos, vaya que sos un ser humano imperfecto. Y sé cuánto te han costado tus defectos, y sé que a veces no has querido corregirlos, y sé que a veces solo te has tirado a la cama a llorar, deseando tener solo un par de virtudes más. Sé que darte cuenta de tus propios defectos ha resultado doloroso de vez en cuando. 

No tengo ningún argumento para decirte que tus defectos no cuentan, pero tengo argumentos para decir con seguridad que Dios está trabajando en vos.  Él está transformando ese barro tan lleno de impurezas, en el material apropiado para crear la vasija perfecta. 

No tengas miedo… Todo estará bien. No te afanes en ser “más perfecto”, dejale eso a Él, que te aseguro que su cuidado y bondad también están efectuando esas transformaciones llenas de amor que vos siempre has esperado en tu vida. 

Quizás debo decírtelo más claro: Es Él quien perfeccionará la obra. 

Tu misión, por ahora, es disponer tu corazón para que Su Amor irrigue hasta el último centímetro de vos. 

Yo estaré ahí para ver cuando esas imperfecciones de hoy, vayan tornándose en virtudes admirables; y estaré ahí para recordarte a quien es que debes agradecer cuando eso suceda. 

Desde aquí, te amo. 

Carlos 

Carlos Eduardo Gómez 
cared1992@gmail.com

jueves, 2 de abril de 2015

De lo que tengo para decirte…

Creo que dados todos los episodios anteriores de mi vida, que son (quizás no tan dichosamente) capítulos anexos de la tuya, podría resultar razonable que cada vez que yo te diga “Quiero decirte algo”, tu corazón se acelere y pidas a Dios que las próximas palabras que salgan de mi boca no sean una noticia que ponga tu mundo de cabeza. 

Me parecería razonable que desearas que te tuviera un poco menos de confianza y no tuviera tantas cosas para decirte. Me parecería razonable, y aun así, algo me dice que siempre has preferido escucharme, impidiendo  que me ahogue en aquellas cosas que necesito expresar. 

También sé que a lo largo de tus años y a pesar de todos mis pasos en firme, tu mirada e instrucción siempre han estado particularmente listas para ayudarme con el timón de mi vida, cuando me introduzco con miedo en aquellos terrenos que me resultan apabullantes.  Has aplaudido mis logros, pero mejor aún, te has dedicado a mostrarme cuales son las cosas que necesitan ser corregidas, mejoradas o afirmadas en mi vida. 

Como te agradezco, por nunca tomar a mal ninguna de mis confesiones, y tener siempre palabras que puedan tranquilizar mi corazón agitado. Como te agradezco por escuchar declaraciones absolutamente decepcionantes, y luego decir que aún me amas. Como te agradezco por abrazarme fuerte cuando lo único que puedo hacer es llorar. Como te agradezco por siempre escuchar… lo que tengo para decirte. 

Tus años a mi lado, o mis años al tuyo, han sido una aventura en la cual no he podido tener mejor compañera. Gracias por jugar todos esos roles trascendentales en mi vida sin vacilar ni un segundo. Gracias por darme valor cuando las rodillas me tiemblan y gracias por darme todos los empujones necesarios para que siempre coseche éxitos ilimitados en todo lo que hago. 

Tengo tanto para decirte, para agradecerte… 

Pero por lo que más te agradezco, es por dar a tus hijos una vida llena de ejemplos. Nunca, en veintitrés años, he conocido a nadie que represente mejor una vida de servicio, de humildad, de sencillez, de trabajo, de perdón y de amor. Gracias por decir poco, y por hacer mucho.

Gracias por ser vos cada día, y decirme con tu vida que tome mi cruz y siga a Cristo. 

Sé que mis bendiciones quizás no son las de mejor calidad, pero yo te bendigo, con la sinceridad con que se bendice a quienes nos inspiran.  Que Aquel que es poderoso para hacer las cosas mucho más abundantemente de lo que pido y entiendo, te bendiga con la plenitud con que realmente lo mereces. 

Feliz cumpleaños mamá.

Y aunque haya más cosas por decir, me gustaría que lo dejemos hasta aquí, porque sé que sin palabras, vos y yo, también nos entendemos. 

02/04/2015


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