Querido Nico,
Realmente no tenía planeado escribir hoy, de hecho casi nunca planeo escribir, pero hoy, el asunto es más casual de lo normal.
Y no es que quiera decepcionarte, pero antes mis más recientes impases quisiera contarte un poco más sobre esa parte de mí de la que casi solo hablo con las personas que tengo muy cerca, y que valoro con particular intensidad.
Resulta Nico, que soy un ser humano lleno de muchos miedos.
¿Qué tantos? Realmente no lo sé, y a veces me da miedo contabilizar todas esas cosas o situaciones a las que les temo, porque entonces temo, encontrar que no tengo ni siquiera esa pizca de gallardía y/o valentía que quisiera creer que tengo.
Así es, soy tan cobarde a veces, que realmente siento que tengo miedo, de tener miedo; e incluso cuando estoy tranquilo, me agito y siento el corazón acelerado de pensar que esos momentos de tranquilidad y seguridad se van a acabar por culpa de uno de esos episodios de terror aconteciendo en mi mente.
Te podrá parecer gracioso, pero la verdad, debajo de mi estructura aparentemente tan solida, no hay más que un corazón lleno de inseguridades. Ser un buen estudiante, me ha generado miedo a que haya alguien que destaque mas que yo en lo académico; ser atleta me hace tener miedo a perder; ser "yo", me hace tener miedo a no ser tan bueno como espero o quiero, o a no ser tan bueno como (creo, imagino y alucino) los demás quieren que sea.
No sé Nico; no tengo la clave en el asunto de superar los miedos. Estoy seguro de no ser el mas valiente; pero algo sé con certeza, y es que en Dios siempre podemos encontrar paz y calma.
No importa que tan turbulentas parezcan las cosas, o que tan terrorífico luzca el panorama, al acercarnos a Él, podremos encontrar siempre a un fiel defensor; al Pastor de las ovejas.
Si hay miedo, podemos acudir una y otra vez ante Él, y Él sin duda tendrá respuestas que puedan calmar nuestros corazones agitados. Su constante atención y cuidado, es capaz de calmar la más fuerte turbulencia, y de devolver la tranquilidad sin importar las dimensiones del temor que estemos experimentando.
No puedo decir que sé como vencer el miedo, pero sé de alguien que no ha perdido una sola batalla, y que sin duda, peleará por ti, como lo ha hecho por mí.
Desde un par de años atrás,
te ama,
papá.
Salmo 23
Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.
Por:
Carlos Eduardo Gómez
cared1992@gmail.com