jueves, 31 de diciembre de 2015

3020

Nico

Voy a ser breve esta vez, 2015 se acabó.
Para mí ha sido, sin duda, el año más complejo y duro de mi vida; con episodios que han excedido mi entendimiento, con derrotas que han llevado al limite mi paciencia, y con reveses que han destruido casi por completo mi definición del Carlos "orgulloso de si mismo" que habías venido leyendo.

El 2015 ha sido el año del más duro e intenso aprendizaje, de más llanto, y de más puertas cerradas. Han sido mis 365 días más asombrosamente turbulentos.
Hoy se acaban, hoy se acaba un año duro, por el cual agradezco exageradamente, porque las enseñanzas que quedan, son más profundas y valiosas que las de los años anteriores.

Las derrotas, han ido forjando un mejor guerrero.

Estoy feliz porque justo a final de año, nuestro blog superó las tres mil visitas, ahora mismo tenemos 3020.

No espero más que cosas buenas de 2016, pero dispongo mi corazón para recibir con agradecimiento lo que Dios quiera darme.

Declaro que el año que viene traerá paz, descanso, nuevos ánimos, fuerza y valentía para afrontar los retos que se presenten, humildad para asumir las derrotas, y el doble de humildad para tomar las victorias. Declaro que habrá salud y bienestar, que habrá cosas buenas fluyendo por montones.

Pero declaro, más que nada, que a cada paso, será Dios quien abra el camino, para estar confiados y seguros de su compañía.

Agradezco, en nombre mío y tuyo, a quienes me han regalado esas tres mil visitas, a quienes han enviado correos, a quienes me han dejado saber que lo que escribo ha ido adquiriendo un significado  positivo en sus vidas. Que el año que viene, hayan nuevas, mejores, y más apasionantes aventuras para contar.

Como dije antes,
espero ansioso el día de nuestro encuentro.

Desde un par de años atrás,

te ama

Carlos.

Parque Nacional El Imposible, El Salvador, 2015


Por:
Carlos Eduardo Gómez 
cared1992@gmail.com


martes, 29 de diciembre de 2015

Sin muchas palabras

¿Como estás? 
Si has leido mi blog sabrás que esta es una de las cartas más cortas que hay por aquí. No es para Nico, no es para Carlos tampoco; esta es para vos. 

Tengo muchos días de no escribirte y platicar con vos por largo rato como solíamos hacerlo antes; perdoname por eso. No soy muy bueno para expresarme cuando estoy nervioso, perdón otra vez. 

Realmente no tengo más que un motivo especifico y claro para esta carta: decirte cuanto te quiero. 
Si por los hechos parece que no es cierto, solo dame el beneficio de la duda ¿si? 

Vos sabes que siempre estaré agradecido con Dios por haber puesto en tu corazón el deseo de cuidarme, de respetarme y de ser sincero conmigo, incluso si eso podía ser doloroso para vos. Gracias por poner mi bienestar en una posición privilegiada, no sabes cuanto te lo agradezco.  

Gracias por tu cariño, porque cada unos de tus pequeños mensajes, o de mis pequeñas respuestas, me hace recordar que aun podemos hablar con el mismo humor y alegría del primer día. Gracias por tu cariño, de verdad. 

Te admiro, como se admira a aquellos de quienes deseamos aprender. 
Tu fe, tu paciencia y tu amor, siguen siendo ejemplos para mí. Esos ojos, donde nunca fui capaz de ver ningún tipo de rencor aun me inspiran a aprender a deshacerme de los propios rencores que a veces sé que cargo. 

He pensado que 2015 ha sido uno de las años más difíciles de entender en mi vida, pero agradezco a Dios por permitirme conocer a alguien tan valiente como vos, por mostrarme como lucen los héroes en persona. Cada día, mientras me pase la vida, le agradeceré a Dios por vos, y por tu valiente franqueza. 

Para 2016, solo quiero desearte lo mejor, y lo mejor, y lo mejor... 
Declaro para tu vida, amplias, abundantes y asombrosas bendiciones, declaro paz y calma, declaro salud y bienestar, declaro éxito en cualquier aspecto de tu vida, declaro alegría y gozo, declaro días soleados con las oportunas lluvias para refrescar. 

Para vos, yo solo puedo declarar lo mejor, porque eso es lo que mi corazón siente que mereces.

Yo sé que Dios se encargará de hacer que cada uno de mis deseos para tu vida, se materialice en esas bendiciones que siempre has deseado contemplar. 

Mientras tanto, podes saber que cada día antes de dormir, mi boca pronuncia tu nombre cuando estoy platicando con Él, a quien debe ser siempre toda la gloria. 

Así que, con los mejores de mis deseos, no me queda más que cerrar está carta diciéndote cuanto te quiero. 

Ojalá Nico pueda escuchar un día de lo maravillosa persona que sos. 

Con amor, 

Carlos. 

Parque Nacional El Imposible, El Salvador, 2015


Por:
Carlos Eduardo Gómez 
cared1992@gmail.com



jueves, 24 de diciembre de 2015

Con las palabras correctas

Nico: en la casa de la abuela no se celebra la navidad. 

No sé si algún día me lo vas a preguntar, o si algún día te va a molestar como lo hizo conmigo, pero llegado el momento te vas a dar cuenta que en la casa de la abuela no celebramos nada relacionado a la navidad. 
Tu abuela es enfática y firme en el asunto de no creer en estas celebraciones que por cierto tienen orígenes paganos (cuestión que para nada nos interesa, sólo es un dato extra en esta carta). Se me han pasado veintitrés años y nunca la he visto mostrar interés en montar grandes cenas, o hacer alarde de ropa nueva en estos días.  

De pequeño me sentía decepcionado de que ella no quisiera emocionarse por hacer las compras, la gran cena, el baile o la celebración de estas fechas; pero con el tiempo y un poco de comprensión a fuerza de la vida he ido teniendo pequeñas ideas de sus razones para oponerse firmemente a estas cosas. 

No voy a contradecir ni a ofender con argumentos bien maquillados las celebraciones de nadie; pero si vamos a celebrar y a felicitarnos este día, que sea con las palabras correctas:
Feliz intento de amar al prójimo, de darle de tu comida, de tus bendiciones, de lo tuyo; feliz intento de compartir con aquel que ha sido abandonado, discriminado, marginado o que no luce tan bien como tú, felicidades en tu intento de acogerle y brindarle un poco de esperanza y ayuda. 

Feliz intento de amar a tu familia todos los días y no solo los veinticuatro y veinticinco de diciembre de cada año, feliz intento de dar tu apoyo y solidaridad a todos, y no los regalos envueltos en bonitas decoraciones. 

Feliz intento de dejar de estrenar, para que estrene alguien que necesita ropa, y no ropa nueva como tú. Felicidades por alegrarte de los triunfos y éxitos de los demás y no solo por los tuyos. Felicidades por ser un buen amigo todos los días, por dar tu amor, apoyo y aliento en cualquier fecha y no solo en esta celebración. 

Felicidades por ir y buscar al necesitado para compartir con él;  por no esperar, a que él llame a tu puerta. Felicidades por tu brazo de apoyo con el enfermo, con el que no sabe a donde ir, o con el que se siente desconsolado. 

Felicidades por abrir las puertas de tu hogar, y tu mesa a aquel que tiene hambre o no tiene donde hospedarse. 

Felicidades por celebrar así, el nacimiento del Maestro, de aquel niño que llegado su momento entregó su vida para salvar al pecador que le necesitaba. A quien dio su vida para que mediante sus llagas fueramos curados. 

Felicidades, porque entonces hay una verdadera celebración a la que Él también está invitado. 

Feliz navidad Nico. 

Desde un par de años atrás, te ama,

Papá. 

Parque Nacional El Imposible, El Salvador. 

Por:
Carlos Eduardo Gómez 
cared1992@gmail.com