lunes, 27 de agosto de 2018

Dispuesto para la paz (26 es aún mejor)

En efecto, 
«el que quiera amar la vida
    y gozar de días felices,
que refrene su lengua de hablar el mal
    y sus labios de proferir engaños;
que se aparte del mal y haga el bien;
    que busque la paz y la siga.»
1 Pedro 3:10-12


Pareciera que cuando vas a cumplir años siempre te preocupa más lo que tenés para decirle a los demás, que aquello que en efecto tenés para vos mismo. 

Sé que te preocupa no tener nada bueno que compartir y que la gente piense que esa vida tan bendecida de la que siempre hablas, no suene tan impresionante como quizás a otros les interesaría escuchar.

Tranquilo Carlos, tranquilo. Estoy seguro que Dios no está esperando precisamente eso. 

Creo más bien, que Él espera que podas contar que Su Presencia ha sido constante, tanto en los valles de sombra y muerte, como en los pastos delicados donde Él te ha permitido descansar. Me atrevo a decir con mucha seguridad, que más que esperar tu testimonio sobre las cosas buenas que te acontecen, Él desea escuchar como, con alegría y a viva voz, podes cantar que Su Fidelidad es incomparable. 

Cosas grandes, buenas, y maravillosas han pasado en tu vida; nada hay que dudar de eso. Pero ahora, a punto de cumplir 26 años, creo que Su Mensaje para tu vida es claro: "No te canses de contar que Él siempre está ahí"

Jesús está ahí cuando tu vida parece una película de acción con invasión zombie incorporada, pero también esta ahí cuando tu vida parece simplemente la quietud del atardecer. 

Él esta ahí cuando parece que vas en una montaña rusa, pero también está ahí cuando vas tranquilo en una bicicleta. Él está siempre ahí. 

No importa si estas en lo más alto del podio o simplemente estás sentado tomando un café; Él está ahí. Y eso, simplemente eso, es lo más grande, lo más inimaginado e inmerecido que a la vida del ser humano podría acontecer. 

Nunca, nunca, nunca, te canses de contarle a otros que Jesús esta ahí, caminando a tu lado. No te canses de decir que Su Amor supera todo y que Su Misericordia, es lo único que hace falta para que en tu vida haya siempre paz. 

Nunca te canses de decir que Su Amor, reflejado en el sacrificio en la cruz, es el mejor regalo que en toda la eternidad alguien pudo hacerte. No te canses de contar que es Su Amor, lo más asombroso que puede pasarte. 

Él sigue estando ahí, y no dudo que también se alegra por tu cumpleaños 26. 

Felicidades Carlos. 


Por:
Carlos Eduardo Gómez 
cared1992@gmail.com

domingo, 26 de agosto de 2018

Para que lo increíble suceda

Aunque el Señor es grande, se ocupa de los humildes, pero se mantiene distante de los orgullosos.
Salmos 138:6

Hace un par de semanas te escribí sobre la importante que es disponer nuestros nuestro corazón para que ante nuestros ojos se manifiesten las cosas increíbles que Dios quiere hacer en nuestras vidas. 

En aquel momento mencioné la importancia de tener "ojos para lo increíble".

Creo Nico, que para poder ver las maravillas de Dios, también hace falta algo más; y es recordar que esas cosas asombrosas no son proezas hechas por nosotros mismos, y no son resultado de nuestras aptitudes o capacidades y mucho menos de nuestra "autoestima" anticipada. 

Mi punto de este día es claro y bastante corto también: para que lo increíble suceda, nuestros pies deben estar sobre la tierra, para que sea Él, quien en el momento oportuno, nos levante y nos ponga sobre la roca en alto. Sobre esa roca desde donde podemos ver y ser participes de todo lo imposible que Él quiere hacer realidad en nuestras vidas.

Cuando pensamos que esas cosas increíbles deben acontecer por nuestro simple y común mérito, básicamente le estamos diciendo a Dios: "detente ahí, deja que lo haga yo; soy lo suficientemente bueno para encargarme". 

Le decimos que nos vea de lejos, que se siente en una silla y presencie el espectáculo. 

El asunto es que cuando Él no va al frente, lo increíblemente bueno y perfecto no puede acontecer. Como te lo dije antes, todo lo bueno y perfecto procede siempre de Él. 

Nuestros ojos deben estar listos para ver sus maravillas acontecer; pero no hay manera más exacta de prepararnos, que reconociendo que nada es por nuestra capacidad, sino que todo sucede por su infinita misericordia que sin ser merecida, nos es otorgada. 

En la medida que nuestra humildad crece, nuestra vista se aclara para ver todas las cosas asombrosas, que en ese momento, Dios nos quiere mostrar. Claro, ser humilde y reconocer que nuestro mérito o nuestras capacidades no están en el primer plano, no es cosa sencilla, pero es ahí donde nuevamente debemos dejar que sea Él quien perfeccione la buena obra que ya ha comenzado en nosotros. 

Espero que cuando llegue el día de nuestro encuentro, podamos conversar mas al respecto. 

Con amor, 

Carlos 
Por:
Carlos Eduardo Gómez 
cared1992@gmail.com











domingo, 12 de agosto de 2018

Ojos para lo increíble

"Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos"
Éxodo 14:14

Nico, 

Lamento no haberte escrito en algún tiempo; cambiarse de trabajo y adaptarse a una nueva rutina no es algo que me resulte del todo sencillo. Estoy bien, el ritmo se toma cuando se está en marcha, así que no tengo nada de que preocuparme por el momento. 

Desde hace rato ya, había pensado que necesitaba escribirte algo y aunque le he dado un millón de vueltas en mi cabeza, he terminado como siempre: improvisando. 

Hace un par de meses, alguien me dijo que en la vida se necesita ser realista para no decepcionarse. Que necesitamos mantenernos con los ojos bien fijos en las posibilidades para que cuando las posibilidades se hagan efectivas, no sea mas doloroso de lo que debería ser. 

¿Cómo le decimos que no a eso? Entiendo, y lo entiendo bien, que aquellas cosas que no salen como esperamos pueden decepcionarnos y mas aún, doler. 

Pero yo digo que hay que hay que decirle que no al realismo; hay que ponerse los pantalones para, por una vez, dos veces, y todas las veces que haga falta decir "no quiero ser realista". Podría mencionar un millón de razones para explicar mi afirmación pero quiero hacerlo corto: en el momento que nuestros ojos se cierran a lo real y se abren en la fe, es cuando Dios nos permite ver lo increíble. 

Trato en este momento de imaginarme a Moisés frente al mar, tratando de ser "realista" como muchos de sus compatriotas. Trato de pensar en Josué viendo lo "reales" y altos que se veían los muros de Jericó como para ser derribados. Intento por ultimo, pensar en David notando que Goliat era demasiado fuerte para ser derrotado con unas cuantas piedras. 

Pero no, ninguno quiso ser realista en esos momentos, ni uno de ellos. Moisés levantó su mano sobre el mar, y me atrevo a decir que en ese momento, también se puso sus ojos para lo increíble. Todos esos hombres sabían que solo tenían que poner su mirada de fe, porque lo increíble lo haría alguien más. 

Creo Nico, que muchas cosas que han acontecido en mi vida, o en la vida de mis hermanos, o en la vida de tu abuela no serian posibles su hubiéramos decidido ser realistas. No no y no, todas las cosas maravillosas, asombrosas y llenas de amor que hemos visto, las hemos visto porque sabemos que lo increíble no nos corresponde a nosotros. Lo increíble le corresponde al Padre de las luces, al que nunca nunca nunca ha visto agotado Su Amor y Poder. 

Todo lo bueno y perfecto nos ha sido siempre otorgado a través de Él. 

Creo que es absurdo, es totalmente descabellado y nada sensato querer ser realista cuando creemos en un Dios capaz de hacer todo. Quiero que cuando Él me ponga frente al mar, yo tenga valor de levantar mi mano y luego caminar. Quiero que cuando Él me ponga frente a los muros, yo tenga valor para marchar y gritar como nunca antes que lo que está del otro lado me ha sido entregado. Quiero que al estar frente al gigante, mi corazón entienda que no necesito realismo sino  El Poder y la Autoridad de Dios junto a mí, porque Él hará que yo vea lo increíble. 

Quiero que ante cualquier situación, Él me permita tener un corazón confiado y mis ojos listos para ver siempre lo increíble... Lo imposible. 

Quiero recordar que Él pelea por mí, y que entonces, yo puedo estar tranquilo. 

Espero que podamos hablar de esto cuando llegue el día de nuestro encuentro. 

Con amor, 

Carlos 

Por:
Carlos Eduardo Gómez 
cared1992@gmail.com