lunes, 31 de diciembre de 2018

No está de más

Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
1 Corintios 15:57

Estaba sentado en la iglesia el día de ayer y mientras cantaba una de las alabanzas mas alegres que alguien podría cantar, mis ojos comenzaron a llenarse de lagrimas. Justo cuando la alabanza llegó al coro comencé a llorar sin entender muy bien porque aquello estaba sucediendo. 

No estaba triste, no estaba preocupado pero seguía llorando. De pronto, una voz surgió dentro de mí diciendo "simplemente estás agradecido porque sabes que durante todo el año has visto Su Mano sostenerte; todos los días, a cada hora, en cada proyecto Su Presencia y respaldo han sido claros y eso te hace sentirte así cuando estas a la vuelta de un nuevo año". 
Al tener presente aquella verdad, no pude más que seguir llorando mientras cantaba profundamente alegre. 

Nico, 
Su Respaldo en mi vida ha sido evidente todos los días, Su Gracia ha resplandecido en todos los proyectos emprendidos y Su Amor me ha alentado en cada paso que he tenido que dar. 
Él va conmigo, yo camino confiado en que Él abre las puertas, me lleva hasta las metas que quiero alcanzar, me aparta de aquello que no está dentro de Su Plan y me muestra que cada cambio de rumbo que ha sido necesario, es solo para que yo pueda ver las cosas maravillosas que Él tiene preparadas. Si Él va conmigo, ni el mar más embravecido se sale de control. 

Este ha sido un año de muchos cambios, algunos de los cuales yo pensé, no podría afrontar; pero como donde yo no puedo Él si, entonces ahora puedo concluir mi año de forma victoriosa. 

No está de más cantar de Su Misericordia, no está de más contar de Su Bondad, no está de más decir, que Su Amor es lo más asombroso que puede pasarme. 
Es que su amor nunca estuvo, está, ni estará de más. 

A Él sea dada la gloria por todo lo que hace en mi vida. 
No dudo que será Su Mano la que me sostenga también en 2019. 

A todos los que me han leído durante este año, no me queda más que desearles un mar de bendiciones. Cada vez que he recibido algún mensaje o comentario sobre lo que escribo, he descubierto que esta experiencia que comenzó hace cinco años también tiene un proposito. 

Que Dios les permita ver todas las maravillas que Él orquesta para que día a día, ustedes sean asombrados. 


Por:
Carlos Eduardo Gómez 
cared1992@gmail.com




miércoles, 12 de diciembre de 2018

Corazón chiquito

"En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia"
Proverbios 17:17

Seguramente en este momento se están preguntando para qué están aquí. O seguramente se preguntan qué noticia descabellada estaré a punto de darles esta noche de diciembre que, si nos remontamos a otros años, hasta podría parecer asunto de malos augurios. 

Esta vez no, nada de miedos, nada de ansiedades y nada de llantos. Esta vez no, porque esta vez estamos reunidos solo por ustedes. 
Hace diez años, el niño delgado e inseguro que solía ser nunca se habría imaginado que una década después, caminaría al lado de semejantes personas. Así que, sin haber imaginado ese futuro lleno de amor en el que ustedes están presentes, es que ahora les he pedido que estén aquí; para celebrar que aunque no era lo esperado, ha sido todo una bendición. 

Como puedo darle muchas vueltas al asunto antes de decirles lo que efectivamente quiero decirles, voy a comenzar ya: 
Gracias por tomarme de la mano para caminar conmigo cuando tengo miedo. Muchas veces ustedes han sido testigos de como el miedo a algunas cosas ha literalmente paralizado mi accionar y me sorprende que sus reacciones hayan estado siempre cargadas de comprensión.
Gracias por caminar conmigo donde yo veo oscuro, donde me parece tenebroso, o donde simplemente parecen haber muchas sombras acechando. Gracias porque aun cuando me han visto temblar del miedo, han decidido dar un paso más a mi lado. 

Gracias por sentarse conmigo y dejarme hablar por horas para que todos esos elementos toxicos que a veces cargo en el cerebro se diluyan en el viento. Gracias por escuchar cada tontería que se me ha ocurrido decir durante todos estos años. Estoy seguro que podrían escribir un libro completo solo con las locuras que les he dicho. 

Gracias por secar mis lagrimas todas las veces que ha hecho falta y por detener mi mar de llanto con alguna broma que siempre me saca una risa mezclada con mocos. No podría haberme levantado tantas veces si sus manos no hubieran estado para mí. 

Y por llenar mi vida de amor, de alegría, de paz; por eso también les agradezco. Porque aunque los pronósticos se han pintado muchas veces desfavorables, con ustedes a mi lado, yo puedo esperar que eventualmente el sol me brille una vez más.

También quiero pedirles perdón si alguna vez, con mi manera tan peculiar de ser o hablar los he ofendido. Bueno, no dudo que más de alguna vez he sido un completo animal, pero les pido que con toda esa bondad con la que siempre me han dado su amor, puedan también perdonar a este ser humano imperfecto que trata, tan solo trata de reconocer cuando se equivoca.

En los momentos en que he batallado duramente con mis miedos, usualmente suelo repetir una oración con la cual recuerdo toda la seguridad que puedo encontrar en Dios; dice mas o menos así:
"Señor, declaro para mi vida paz y calma, salud y bienestar, gozo y seguridad. Declaro que puedo depositar en ti todas mis ansiedades, sabiendo que eres Tú quien cuida de mí. Declaro que ningún miedo puede gobernarme ni controlarme y que en ti, mi vida puede estar siempre confiada".

Hoy, después de tantos años, quisiera desearles lo mismo a ustedes. Que toda la paz, calma, salud, bienestar, gozo y seguridad que al ser humano pueden ser entregados se hagan siempre presentes en sus vidas. Que ningún miedo pueda nunca controlarlos, y que siempre recuerden que sus ansiedades están a cargo de Dios quien está, en todo momento, cuidando de ustedes.

Que Dios les compense todo lo que han hecho por mí, porque si yo intentara, me faltarían tres vidas completas y aun les quedaría debiendo. Que Su Gracia se haga siempre presente en sus vidas, y que la concreción de sus planes de bien llegue siempre como la primera lluvia luego del verano: para refrescar.

Que Dios les haga sentir todo este amor que ustedes me hacen sentir día a día, y que toda la dicha que he experimentado gracias a su compañía, sea multiplicada y devuelta a ustedes en todo lo que hagan.

Creo que nunca se los he dicho, pero me esfuerzo por que ustedes estén orgullosos de mí. Quiero ser una mejor versión de mi mismo porque creo que ustedes se merecen lo mejor.

Finalmente, quiero agradecerles por amarme en todo tiempo; cuando hace sol y cuando está nublado, cuando hace viento y cuando solo hay una suave brisa, cuando hay luz y cuando está oscuro, cuando tengo miedo y cuando soy valiente, cuando gano la competencia y cuando vengo triste con una inesperada derrota. Gracias por ese amor tan amplio y profundo como el tiempo mismo.

Gracias por ser mis hermanos en tiempo de angustia, pero gracias más, por serlo siempre que este corazón chiquito lo ha necesitado.

Con amor,

Carlos


Por:
Carlos Eduardo Gómez 
cared1992@gmail.com