sábado, 20 de noviembre de 2021

A mi yo de ocho años

Hola Carlos, 

Estoy en 2021, llegando al final del año y con un poco de nervios porque el 2022 es el año de nuestros treinta. Aún no sé si estoy listo pero sigo avanzando, sin prisa y sin pausa, como vos y yo decimos siempre. 

Quería escribirte porque hay un par de cosas que nunca te dije, y que hoy, en un sábado caluroso de verano salvadoreño quisiera hacerte saber. Sé que en este momento, lo que estoy a punto de decir no es algo que escuchés muy seguido, y no sabés cuanto quisiera poder estar ahí, a tu lado, en lugar de escribirlo. 

Estoy muy orgulloso de vos; no te hace falta nada. No tenés que ser bueno en el fútbol, ni la mente más brillante en los números. No tenés que ser un artista ni tener habilidades sobrenaturales para que yo me sienta tremendamente maravillado del niño tan especial que sos. No pensés que queremos que cambiés algo en vos para amarte más, porque no, no queremos. 

Así como hablás, asi como te reís, así como caminás, así como nos llenás de ternura la casa; así tal cual, te amamos. Nada de lo que diga nadie tiene que hacer que deseés ser otra versión de ese niño tan noble que sos en este momento. A veces, algunas palabras van a herirte o van a hacerte sentir que hay que modificarte para ser aceptado, pero no, ya sos maravilloso, y si nadie te lo dice ahora, yo te lo grito desde acá: ¡Estoy orgulloso de vos!

Se que en ese afán de sentirte aceptado, vas a tratar de destacar en algo. En algunos momentos, la sensación de no ser suficiente va a ser tal, que te vas a inventar lo que sea para ser notado y quiero que sepás que, aunque vas a lograr destacar en muchas cosas, ninguna de esas es necesaria para que yo te ame. Perdoname si a veces este yo que soy ahora, te exigió más de lo que merecías cuando quizás solo necesitabas un abrazo y algunas palabras de amor. 

Lo voy a volver a decir, por si aún no he sido lo suficientemente claro: ¡Estoy orgulloso de vos!
Y la razón de mi orgullo no son las medallas que vas a ganar, ni los títulos que vas a conseguir o los trabajos que vas a tener, mucho menos los viajes que vas a hacer o las cumbres conquistadas de todos los cerros o volcanes que se te va a ocurrir subir. 

La razón de mi orgullo, es simplemente ese niño que sos ahora, que aunque no escuche muy seguido lo que yo estoy diciendo hoy, no deja de creer en si mismo y sigue avanzando a pesar del dolor. Sé bien que cuando alguien te hace burla por ser como sos, o dice algo que te duele porque simplemente no te entiende, llorás un ratito y un par de minutos después, tenés de nuevo una enorme sonrisa en el rostro. 

Eso y asi de fuerte es que sos, que nunca nadie te haga creer lo contrario. 

Aún no lo sabés pero yo te he visto hacer cosas geniales en tus días más grises. Incluso cuando por dentro tengás una tormenta, vas a seguir moviendote a pasos firmes sin dejar de avanzar en ningún momento y yo no podría ser quien soy ahora, sin toda esa fuerza que ya está en vos. Sos un niño maravilloso, fuerte y valiente, y aunque a veces, yo mismo voy a tratar de hacerte creer lo contrario, te pido que nunca dejés de creer en esa versión hermosa que ya sos. 

Lo último que quisiera decirte, tiene que ver un poco con el concepto de plenitud, cuyo significado sé, vas a pasar buscando los próximos años. 

Pues mirá, no estoy muy seguro de haber comprendido totalmente dicho concepto pero puedo compartirte un poco de lo que entiendo hasta hoy (quiero hacer esta aclaración para que veás que los adultos no somos precisamente brillantes): 

Yo diría que una aproximación a la plenitud es saber y aceptar que hay días grises y también días soleados y de fresca brisa. Hay días de triunfo y otros de completa adversidad. Aceptar que hay días que estás en la cumbre y otros donde transitás por los valles más oscuros, pero que al final todo eso, junto; a su tiempo y en su ritmo, es el milagro de estar vivo. 

Te amo, 


Por:
Carlos Eduardo Gómez
https://www.facebook.com/CarEd2011?fref=ts
https://twitter.com/cared2011
https://instagram.com/cared2011
cared1992@gmail.com




lunes, 11 de octubre de 2021

Palabras de amor

 Hola Carlos, 

Solía escribirte una carta en tu cumpleaños todos los años; perdón por no llegar a tiempo esta vez. 

Comprendo que ha sido un año complicado, lleno de retos y aprendizaje pero no queria dejar pasar más tiempo sin decirte un par de cosas que desde agosto traía en mente. 

Como es propio de vos, te es muy fácil hablar de tus defectos y bromear o reírte de ellos no resulta nada del otro mundo. Casi siempre, al hablar de esos defectos, pareciera que tratás de castigarte antes que alguien más lo haga. Te gusta hacer bromas pesadas sobre vos, porque preferís burlarte de vos mismo a pasar por el terrorífico episodio en el que alguien más lo hace. 

Si me lo preguntás, te entiendo y sé que a veces reírte de aquellas cosas en vos mismo que duelen es mucho mas fácil que intentar abrazarlas con comprensión. Sé que estás trabajando en ello y no dudo que ese proceso de autoconstrucción se ha intensificado particularmente este último año. 

Pero no es sobre defectos que te quería hablar esta vez, porque ya sé que esos los tenés bastante bien identificados. Hoy en particular, quería contarte un poco de las cosas que admiro de vos y que, a pesar de conocerte tanto, de vez en cuando no dejan de sorprenderme. Más que contarte sobre ellas, quiero agradecerte porque a pesar de muchas circunstancias no has dejado que esas cualidades se extingan dentro de vos. 

Gracias primero por no rendirte con vos mismo; sé que dentro de todos tus proyectos, a veces te volvés el más complicado; y plantarle persistencia y resistencia a tu proyecto más importante es algo que vos nunca dejás de hacer. Admiro mucho cuando vas solo a comer Taco Bell únicamente para tener un rato en el que te consentís. 

Gracias por siempre sonreír ante lo adverso. Creo que conozco a pocas personas que incluso al llorar sepan decir una broma que rompa la tensión del momento y sé que este año ha traído desafíos que por ratos te hicieron desear emprender retirada y volver a la cuarentena. Gracias por contemplar esos retos, por abrazar el miedo y la incertidumbre que sentías y aun así, seguir adelante con una sonrisa. 

Gracias por siempre esperar lo mejor. Sonreír podría parecer fácil pero, ser capaz de seguir teniendo esperanza a pesar de la incertidumbre es como la gasolina que permite que sigamos en marcha en ese camino que, a veces, parece ser cuesta arriba. 

Gracias por todo el esfuerzo. Sigue sorprendiendome ese empeño que ponés en todo lo que hacés como si fuera un regalo que vas a darte a vos mismo. No dejés que ese lema de trabajo de "bien hecho desde el inicio" se acabe nunca. Ya vos y yo sabemos como ha servido trabajar siempre con la simple pero firme convicción de que las cosas se hacen bien unicamente porque asi es como deben ser hechas. 

Gracias por mantener tu corazón abierto para amar. En el pasado hubo experiencias que te han tentado a creer que hay que dar de forma limitada, que hay que contener el amor para no parecer debil o que hay que dejar de expresar para que no parezca que de verdad aprecias a alguien. Gracias por no creer en nada de eso. 

Y si lo creíste en algún momento, gracias por renunciar a esas creencias. 

Gracias, porque a pesar de lo muy defectuoso que creés que sos, aún seguís estimandote como un trabajo en proceso que está lejos de ser terminado y que es capaz de automejorarse todos los días. 

Gracias, porque con todo y el camino cuesta arriba, sacás una asombrosa fuerza de tu interior para seguir dando pasos firmes hacia tu propia cumbre personal. 

Seguí trabajando en vos que sé que tendrás mucha aventuras para contar. Seguí trabajando en vos, como decís siempre, sin prisa pero sin pausa. 

Felices veintinueve, Carlos. 

Con amor. 


Por:
Carlos Eduardo Gómez
cared1992@gmail.com



sábado, 10 de abril de 2021

Carta para Carlos: todo va a estar bien

Antes que nada quiero pedirte disculpas por la tremenda demora en escribir esta carta. Creo que la esperabas en agosto de dos mil veinte y resulta que yo he tardado un poco más de siete meses en encontrar algo relevante que decirte. 

Pero bueno, para comenzar: ¡Felices veintiocho!

Nunca me voy a cansar de decir cuánto me sorprende tu capacidad de adaptarte a lo que se te ponga al frente. Con o sin miedo, no dudás en seguir avanzando. 

Ojalá que en los años que vengan, esa cualidad nunca te abandone. 

Se que los veintisiete y los meses que llevás de los veintiocho no han sido precisamente faciles pero no quería dejar pasar esta oportunidad de decirte que todo, absolutamente todo, va a estar bien. 

Todo va a estar bien, asi como lo estuvo el año pasado cuando sentías que las finanzas personales iban mal y de pronto recibiste una buena noticia en el trabajo. 

Todo va a estar bien, asi como lo estuvo el año pasado cuando sentiste que no estabas listo para un nuevo reto laboral pero aun así lo intentaste. No podés negar que te ha ido mucho mejor de lo que esperabas. 

Todo va a estar bien, asi como cuando lloraste en tu cuarto con un corazón roto y pensaste que no te ibas a recuperar nunca. No podés negar que ahora mirás al futuro con esperanza. 

Todo va a estar bien, como lo estuvo después de un ataque de pánico del que pensaste que no ibas a poder salir ¿la ansiedad ha podido detenerte alguna vez? 

Todo va a estar bien, como ha resultado estar luego de que vos pensaras que únicamente habría caos. 

Y es que, si te soy sincero, las cosas no están bien por tu mérito, ni por tu capacidad o tu personalidad; y mucho menos por tus decisiones (que dejan bastante que desear). Las cosas están bien porque su misericordia te sostiene y porque su favor inmerecido no deja de hacerse presente en tu vida. 

Si te soy sincero, no estaría mal que te relajés un poco y dejés que Él haga lo que tiene que hacer en tu vida, porque al final, no puedo recordar una sola vez en la que nos haya fallado ¿no crees? 

Él dijo que iba a estar con vos todos los dias hasta el fin del mundo. Dijo tambien que tenía planes de bien para tu vida para que tengás un futuro lleno de esperanza. Creo que un poco mas de confianza no vendría mal. 

Si con la poca confianza que has tenido todo este tiempo, Él te ha mostrado que ningún detalle escapa de su cuidado; imaginate lo que aguarda si dejás todo en sus manos. Él no te va a defraudar. 

Él puede hacerte descansar, pero necesita que dejés en sus manos lo que pesa sobre tus hombros. 

Todo va a estar bien porque Él está con vos, y así, hasta el más terrorífico huracán puede jugar a tu favor. Que tu única preocupación sea amarle con intensidad; dejale el resto a Él. 

Te abrazo y no dudo que vas a seguir teniendo cosas extraordinarias para contar. 

Con amor, 



Por:
Carlos Eduardo Gómez 
https://www.facebook.com/CarEd2011?fref=ts
https://twitter.com/cared2011
https://instagram.com/cared2011
cared1992@gmail.com