¡Cuanto tiempo sin escribirte!
Espero que sepas que no he dejado de pensarte ni un segundo, es solo que mi creatividad ha estado en temporada baja últimamente, y mis mas recientes intentos de redactar algo han terminado frustrandome un poco más de lo que debería permitirme.
Hace un poco más de un año, te escribí que tus dos primos mayores estaban ya en camino para unirse al mágico clan de los Gómez. En aquellos días pensamos que sería un Ruben y un Marcelo, y terminó siendo un Marcelo y una Xochitl.
Podría pasarme esta y muchas cartas más contándote lo mucho que he sentido desde que esos dos han llegado a mi vida, pero esperaré que estés aquí para que hablemos cara a cara al respecto.
Recuerdo que en aquella ocasión, mencioné lo difíciles que me resultaban algunas cosas, y la necesidad que tenía de volverlas a aprender lo más pronto posible.
En otras palabras, dije que necesitaba reaprender.
Y aunque se dice fácil, no parece ser lo mismo cuando se intenta.
Pensaba, en aquellos días, que reaprender era cuestión de soltar lo aprendido, volver a equivocarse y ver que lección encontrábamos en el nuevo golpe que estaríamos por darnos.
Pero un año después puedo decir que, reaprender es cuestión de tomar todo lo aprendido, y con ello inventar una nueva forma de descubrir y hacer las cosas.
Hay que soltar, sí, el orgullo y el miedo. Pero también hay que tomar la seguridad de saber que el proceso valdrá la pena.
Mi corazón está actualmente reaprendiendo: reaprendiendo una forma nueva y totalmente desconocida de ser feliz. Mi corazón esta haciendo una compleja transformación de todo lo cansado, acelerado y confuso de estos días, para tener al final de la jornada, la satisfacción de ir tranquilo a mi cama.
Mi corazón está reaprendiendo como sonreír desde todos los aspectos y desafíos que se presentan en el día a día.
Mi corazón está reaprendiendo. Porque aunque no lo diga seguido, continúo esperando ansioso el día de nuestro encuentro.
Y me he dispuesto a reaprender, que toda la dicha y paz que en este corazón hay actualmente, provienen únicamente del amor y la misericordia de Dios, que no han dejado de manifestarse ni un solo instante.
Todos estamos esperando conocerte, y desde aquí, te amamos ya.
Desde un par de años atrás,
Papá-.
Por:
Carlos Eduardo Gómez
cared1992@gmail.com
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