martes, 29 de agosto de 2017

Al Maestro


Carta al Maestro
Siempre, al llegar este día, me pregunto que asombrosos episodios tendrás preparados para mi vida, si estaré listo para afrontarlos, y sobre todo pido la sabiduría, para que nada abrume a esta mi tan creativa mente más de la cuenta.

Dicen por ahí que a partir de esta edad el envejecimiento se acelera, las trasnochadas pasan factura y el cuerpo va dejando, gradualmente, de ser fuerte. Por otra parte, se dice que es la edad perfecta para disfrutar de la independencia, y de ese mágico equilibrio entre ingresos y pocas responsabilidades financieras.
Se dicen muchas cosas de esta edad, y a mí me gustaría saber tu opinión particular.

Fuera de contar a detalle todas mis ansiedades, o todos las preguntas y miedos, solo me gustaría agradecerte.

Agradecerte por todas las bendiciones recibidas en el año que recién termino, agradecerte por el buen ánimo para el que comienza y sobre todo agradecer por todo ese amor del que siempre me permites verme rodeado.

Siempre, y digo siempre en todo lo amplio de su significado, me he visto rodeado de tu amor, reflejado en lo que acontece, en lo que no acontece, y en las personas que me rodean; que con constancia me muestran y hablan de tu amor. Gracias por toda la dicha que durante 25 años me has permitido experimentar.

Gracias porque, conociendo perfectamente mi preferida actitud hacia una mente cerrada, me permitiste hacer todo aquello que me llevara a conocer tu grandeza de formas que muchos estiman poco. Gracias por cada viaje, que me permitió contemplar la grandeza de tu creación. Gracias por cada persona, que me mostro, a su manera, tu amor. Gracias por cada momento en soledad, cuando en el silencio, llegaste a reconfortarme.
Quiero que todos los años que quieras regalarme, estén siempre acompañados de esa paz que es solo alcanzable si vas a mi lado.

Que tu amor me guie, y permita que mi corazón se disponga a todos esos planes de bienestar que tienes preparados para mi, y que mis ojos vean llegar ese futuro lleno de esperanza, que se, Tu tienes aguardando.

Que tu mano me sujete siempre fuerte, y que mi mano desee estar siempre resguardada en tu amplia misericordia.

Nada de lo que tuve, tengo o tendre, seria posible sin tu eterno amor resplandeciendo sobre mi vida.

Desde aquí, y contigo tan presente como siempre, deposito mi vida, confiado en que tus planes son siempre mejores que los mios.

 

Con profundo amor,

 
Carlos

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